Nebulosa El Yelmo de Thor |
Durante este mes de marzo y el próximo abril, aun podemos disfrutar de Sirio, la estrella más brillante del cielo, mirando en dirección suroeste a medianoche y bastante alta sobre el horizonte. Este astro forma parte de la constelación del Can Mayor, que junto con el Can Menor son los compañeros de caza del gran cazador Orión. En las cercanías de Sirio está el gran dios vikingo Thor, el dios de las tormentas y la guerra. Con pelo rojo en forma de escarola y barbudo, era la divinidad y patrón de la gente modesta y trabajadora y en particular de los guerreros. Viajaba siempre con un carro tirado por dos bueyes y su arma letal era el martillo, que como un "boomerang" retornaba siempre a sus manos. Este dios mitológico escandinavo, ha dejado una reliquia suya en el cielo para ser recordado. Se trata de una estructura en forma de casco y con apéndice en forma de alas, que de forma popular se llama "El Yelmo de Thor".
En realidad el Yelmo de la deidad nórdica es una espectacular nebulosa de emisión de unos 30 años-luz de anchura y a 15.000 años-luz de distancia de nuestro planeta azul. El colorido Yelmo es una especie de burbuja cósmica, hinchada por el viento procedente de una la estrella brillante y masiva situada casi en el centro de la burbuja, un viento que barre la nube que la rodea.
Localización de la nebulosa, cerca de la estrella Sirio. |
Las nebulosas como "El Yelmo de Thor" disponen de grandes nubes de gas y polvo cósmico que vagan lentamente en el espacio vacío. Son muy abundantes en los brazos espirales de las galaxias y algunas de ellas son brillantes, iluminadas por las estrellas que contienen, mientras que otras son oscuras y sólo pueden ser vistas cuando se recortan sobre un fondo más brillante. Estas grandes cantidades de gases y polvo tienen una gran importancia cosmológica porque son los lugares donde nacen, crecen, se reproducen y mueren los sistemas solares, similares al nuestro. Una clase muy especial de nebulosas son las formadas por la explosión de una estrella súper gigante llamada supernova y se trata de un astro masivo que explota violentamente al final de su vida. La estrella queda prácticamente destruida, pero la explosión la hace brillar con fuerza durante algunas semanas o meses. Un buen ejemplo de estas nebulosas son las del Velo, en la constelación del Cisne y la más reciente llamada nebulosa del Cangrejo, en la constelación del Toro. La explosión que la formó se pudo ver desde nuestro planeta el año 1054, brillando tanto, como el planeta Venus en el cielo.
Portada del cómic de Thor por editorial Marvel |
Las nebulosas tienen mucho que ver en que hoy estemos aquí, fue precisamente una nebulosa la que potenció la creación de nuestro sistema solar. Para entender este proceso hay que imaginarse una gran nube de gas y polvo vagando durante millones de años, en uno de los brazos espirales de la Vía Láctea y que avanzaba hacia las vecindades de una estrella que acababa de explotar. La onda de choque de esta explosión con la ráfaga de polvo y gas que se formó a su paso a través de la nube, casi inactiva, comprimió la nube de tal forma que al final de este proceso se formó una nueva estrella, nuestro Sol, nuestra estrella madre. Una vez encendido el Sol, a su alrededor quedó la nebulosa solar, con gran cantidad de polvo, a partir del cual se formaron, por agregación, todos los cuerpos que actualmente forman nuestro sistema solar. ¿Vista de lejos, qué aspecto debía tener nuestra nebulosa primitiva, tenía forma de animal, de planta o tal vez de un objeto cotidiano? Nunca lo sabremos.
El Yelmo de Thor con el tiempo cambiará su aspecto y tal vez represente una nueva figura de los personajes emblemáticos del género de los superhéroes de los cómics, creados por la editorial Marvel, que fue la que editó la serie de aventuras del "Poderoso Thor ", que con su Yelmo alado se inspiraba en el personaje mitológico noruego. A la sabiduría por la astronomía.
Tot Astronomia
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