Muro Recto entre el cráter Birt y Thebit |
He tenido la gran fortuna de viajar a nuestro satélite con el Ares V, un vehículo de lanzamiento de carga y encargado de lanzar el vehículo de salida de la Tierra así como el Módulo de Acceso a la Superficie Lunar (LSAM). Este módulo de excursión lunar corresponde a la nave Orión de la Nasa . El viaje se ha realizado con el fin de preparar el terreno para establecer, en una segunda fase muy próxima, una base permanente en la Luna. La última misión tripulada que pisó el suelo lunar fue la del Apolo 17 en diciembre de 1972. Hemos alunizado durante la última noche lunar en el Mar de las Nubes (llanura vista desde la Tierra, de color gris) y a 94 km del cráter Birt y de "la Espada de la Luna", que en realidad se trata de una falla de 244m de desnivel que vista desde la Tierra con telescopio, adopta la forma de una espada y que científicamente se denomina Muro Recto.
La tarea de las cinco personas que estamos ya en suelo lunar, durará 28 días terrestres y fundamentalmente consistirá en:
La Espada de la Luna y los pequeños cráteres Birt |
- Poner en práctica los métodos y equipos necesarios para aprovechar los recursos minerales existentes en la superficie, a fin de obtener materiales de construcción que se utilizarán en la propia base lunar.
- Ensayo de sistemas para la obtención de agua y de oxígeno a partir del regolito lunar (Material rocoso fragmentado por el impacto de meteoritos y existente en toda la superficie).
- Exploración de cráteres en zonas de sombra perpetua, descubiertos por la sonda Clementine, con el fin de descubrir hielo en su interior y poder evaluar sus disponibilidades.
- Determinación de la mejor ubicación para el asentamiento de un telescopio robotizado, aprovechando las excepcionales características de la Luna como observatorio.
Estoy en la más absoluta oscuridad y sobre una superficie sólida. Siento que mis botas están sobre el suelo y tengo sensación de gravedad aunque noto que mi traje espacial pesa sensiblemente menos.
Nuestro planeta azul visto desde la superficie de nuestro satélite natural |
Sobre el horizonte Este, sale de repente y de forma deslumbrante un flash que ilumina en un instante los lugares más altos que me rodean y que están detrás de mí. La sensación de flash pasa y me doy cuenta que la luz es permanente. ¡Se ha hecho de día en la Luna! La parte superior de nuestro Sol es la responsable del cegador espectáculo y no hay crepúsculo ni colores rojizos en el horizonte por donde sale el Sol, lógicamente por la falta de atmósfera.
En la Luna todo pasa muy despacio, el día dura 350 horas, al igual que la noche, y el paso del día a la noche es brusco. Desde que he visto la parte superior del Sol saliendo por el horizonte hasta que se ha despegado la parte inferior, han pasado ... 10 horas.
El Sol brilla con toda su intensidad sobre la superficie selenita. Su disco me produce una de las sensaciones más desconcertantes del cielo lunar, pues, se puede recortar sobre un cielo mucho más negro y apretado de estrellas que en cualquier noche oscura de los lugares más famosos de nuestro planeta por sus cielos oscuros.
Vista del cielo que se ve desde la Luna |
Veo el planeta Mercurio, tan difícil de observar desde la Tierra, y el resto de planetas se ven con una calidad de imagen nunca vista por mí anteriormente, con la particularidad de que son observables continuamente. Pero la imagen que me deja boquiabierto es la presencia en el cielo del planeta Tierra, de color azul y rodeado de nubes blanquecinas. Es una suerte que estamos en esta parte de la Luna, ya que en la parte opuesta, la Tierra no es nunca visible.
Vista desde aquí, la Tierra de las injusticias sociales, es unas cuatro veces más grande que la Luna vista desde allí.
La Tierra presenta fases, al igual que la Luna, aunque el espectáculo de grandiosidad llegará cuando nuestro globo plenamente alumbrado se presente como una "Tierra llena". Al ser el poder de reflexión de la Tierra 6 veces superior al de la Luna, la Tierra llena es 80 veces más brillante que la Luna llena, por lo que sería estupendo poder estar aquí en la próxima noche lunar.
Sé que durante nuestro periodo de estancia en la Luna, no se presentará ningún tipo de eclipse, ya que si fuera así, el espectáculo sería sublime. Cuando los astrónomos de la Tierra vieran el eclipse de Luna, nosotros desde nuestro satélite estaríamos viendo un eclipse de Sol, con la ventaja de que el fenómeno duraría varias horas.
Miro las constelaciones que tienen la misma forma que desde la Tierra ya que la distancia recorrida en este viaje, desde nuestro planeta es prácticamente nula a escala astronómica. Las estrellas se ven tanto de día como de noche y pueden ser observadas en cualquier momento y de forma permanente.
Rover sobre la superficie selenita |
Aparto la vista del cielo y la fijo en el suelo, el espectáculo es más sorprendente aún, el terreno que me rodea es seco, sin rastro de agua u otra materia líquida, ningún rastro presente o pasado de vida orgánica. La sensación de soledad y de silencio domina en toda la zona. Este silencio es inevitable ya que al no tener atmósfera que transmita las ondas sonoras, éstas no pueden llegar a nuestro oído.
No hay la misma sensación de perspectiva ni referencia como en la Tierra, para calcular las distancias ni las alturas, pues todas las sombras son iguales, totalmente negras. Tampoco hay ninguna variación de tonalidad que nos permita hacer un cálculo aproximado de lo lejanos o cercanos que están los objetos que tengo ante mí.
Las estrellas salen de repente por la línea del horizonte selenita, y se ven con una irreal limpieza si las comparamos cuando salen sobre el horizonte terrestre.
Si miro mis pies veo que los tengo semienterrados en una superficie polvorienta, que lo cubre todo de un polvo muy fino que penetra en cualquier agujero o ranura de mi vestido y equipo. El polvo de la Luna, el regolito, se debe a la fragmentación de las rocas lunares, causada por el cambio brusco de temperaturas entre el día y la noche (108 º C durante el día y 150 º C bajo cero durante la noche), y al constante martilleo de los micrometeoritos que caen sobre la superficie.
En este momento y bajo mis pies, noto un golpe fuerte y seco, se trata sin duda de un terremoto lunar. La Luna dispone de una corteza muy rígida, por lo que los terremotos se transmiten de una forma seca y dura por toda la superficie, como si diéramos un golpe en una pared. Esta vibración que he notado eleva muchas toneladas de polvo a una cierta altura desde el suelo, oscureciendo las inmediaciones de donde estoy y enrojeciendo la luz solar que llega. Este polvo tardará un tiempo en volver a depositarse en la superficie por la débil gravedad de la Luna, 6 veces menor que la terrestre (mi peso es de 75 Kg. y el equipo de 30 Kg., en total 105 Kg; ¡pues en la Luna peso 17,5 Kg!).
Regolito lunar |
Por fortuna, aunque en la Luna hay cada año 2000-2500 terremotos, nunca superan el valor 2 en la escala de Richter, por lo que son siempre suaves y por tanto no supondrán ningún peligro para la futura base lunar a instalar.
¡Eh! ¿Qué es esto? Algún objeto ha caído cerca de mí y se ha hundido bajo la capa de polvo del suelo, elevando una gran cantidad de polvo fino. Lo he detectado por la vibración y el polvo, sin duda se trata de un pequeño meteorito que no se ha volatilizado durante su caída por la falta de atmósfera, y que seguramente me da la bienvenida.
Pero, no puedo entretenerme más tiempo contemplando este cielo y este paisaje que tantas veces he soñado desde el ocular de mi telescopio, hay que poner manos a la obra e ir a buscar a mis compañeros que ya me hacen señales con los brazos para subir al "Rover" que tienen preparado y desplazarnos hacia el pequeño cráter Birt, para realizar una de las primeras tareas que tenemos encomendadas …..., pero eso ya será otra historia. A la sabiduría por la astronomía.
Tot Astronomia
1 comentarios:
Muy buenooo!!!
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