05 agosto 2012

La ciencia astronómica puede hacernos más humanos

Firma de Nicolás  Copérnico

Esta pasada semana me preguntaba ¿porqué está tan poco prestigiada socialmente la ciencia astronómica y tan en alza la astrología? La pregunta vino a mi sistema neuronal después de leer un artículo en el que la autora indicaba que para ser un buen psicólogo, este tendría que estudiar astrología o al menos trabajar junto con un astrólogo, si se quiere definir perfectamente los rasgos característicos de una persona. Incuso se atrevía a decir que “a través de la astrología era posible ser conscientes de nuestro yo interno y más intimo, así como llegar a saber cuales son nuestras verdaderas aptitudes para triunfar en la vida”. El artículo era largo, muy largo, y no se cortaba un ápice en defender sus ideas, aunque en honor a la verdad, la autora en ningún momento le llamaba “ciencia” sino “doctrina”. ¡Apaga y vámonos!

El Sistema Copernicano
Incluso el gran Copérnico mantuvo contactos con esta “doctrina” aunque sin practicarla por si mismo. El clérigo católico, matemático y astrónomo Nicolás Copérnico se fue a estudiar medicina, derecho y astronomía a Italia, cuando esta se encontraba en pleno Renacimiento. En aquella época de iluminados iconoclastas, conoció a varios de ellos, pero el era más bien conservador, aunque se propuso transformar la astronomía, no para llevarla al futuro, sino para devolverla a la simplicidad de los movimientos circulares más simples. Así, cambió el centro del Universo. Ya no seria la Tierra, sino el Sol, el que estaba en su centro. La astronomía copernicana o heliocéntrica empezó a causar estragos a finales del siglo XVII, aunque el astrónomo griego Aristarco de Samos, ya se le había ocurrido la misma idea, muchos siglos atrás, al realizar algunas mediciones y llegando a la conclusión de que el Sol era más grande que la Tierra, y que por tanto, era lógico que fuera ésta la que girase alrededor del Sol y no al revés.

Reconstrucción digital del posible
rostro de Copérnico (2008)
La teoría copernicana produjo una importante revolución en el pensamiento astronómico, generando grandes adeptos día a día y refinándose para culminar con la teoría que tenemos actualmente, tan precisa que permite, por ejemplo, predecir eclipses con cientos de años de antelación.

La simplicidad de los movimientos planetarios descubiertos por el polaco-prusiano Copérnico me ha permitido reflexionar sobre los valores del modelo a que quiere llevarnos la sociedad actual, mal llamada del conocimiento y de la globalización. Creo que sin un urgente y ofensivo debate sobre los valores, corremos el peligro de que se refuercen las tendencias egoístas, enemigas de la vida y negadoras del futuro. En la práctica, una sociedad permisiva, que no establezca fronteras ni barreras morales nos llevará finalmente a la destrucción de la libertad. La política de la familia es de suma importancia y en el marco de la política social ha de ser el primer eslabón de la cadena de normas politicosociales que ha de llevarse a cabo. No hay política social sin política de familia.

Actualmente empiezan a aparecer y a ser aceptadas estas ideas, excepto en algunos ámbitos de progresismo muy radical o dominados por el miedo a parecer conservadores, cuando lo que es conservador es ser prisionero de modas ya superadas.

Tot Astronomia reivindica el ir a contracorriente, con comportamientos contrarios a los ideales o normas que quieren imponernos y tal como hizo Copérnico, volver a la simplicidad del día a día, superando el individualismo, el materialismo y el consumo salvaje.


Tot Astronomia






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