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Nacimiento de estrellas en la Nebulosa
de Orión |
El fin de semana pasado estaba sentado leyendo el periódico y de pronto se me
colocó sobre el brazo, sin saber de dónde había salido, un insecto díptero
ciclorrafo de la familia múscidos, de unos 6 mm de
largo, con unas antenas cortas, ojos grandes y aparato bucal chupador. Es
decir, una mosca desorientada, aunque no sabría deciros si se trataba de una
mosca del mediterráneo, del olivo o
doméstica. Al mirar detenidamente este insecto de uñas ventosas adheridas sobre
mi brazo, aspirando no sé el qué, con su
trompa chupadora, pensé que pocos días después del solsticio de otoño, seguramente le quedaría
muy poca vida, puesto que el ciclo vital de una mosca es de pocos días.
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Las Siete Hermanas, Un racimo estelar
muy joven |
Si esta mosca quisiera estudiar
la vida de los humanos, no podría llegar a ninguna conclusión, viendo una sola
persona. Pero, si este insecto visitara una maternidad, un colegio, diferentes
familias, una residencia geriátrica y un cementerio, le sería fácil deducir que en la vida de un
ser humano hay un principio, un desarrollo y un final. La clave está en la
observación de muchos grupos de seres humanos de diferentes edades.
De forma similar, los
astrónomos, observando la gran cantidad de estrellas que hay en la bóveda del
cielo, les permite deducir todas sus edades y no sólo concluir que nacen,
evolucionan y mueren sino estudiar y
describir su larga vida
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El final de una estrella puede apreciarse
en la Nebulosa Planetaria Ojo de Gato |
La primera fase de las estrellas es posible detectarla en la nebulosa de Orión,
de la constelación de invierno (en el hemisferio norte) del mismo nombre. Allí
se puede ver a simple vista, una región donde se están formando estrellas de
todo tipo, a partir de una gran nube de gas, moléculas y polvo interestelar. La
siguiente fase estelar podemos observarla en el cielo nocturno, sobre nuestras
cabezas (cerca del cenit), a partir de
las 12 de la noche en noviembre (en España). Se trata de un racimo abierto de
estrellas muy jóvenes llamado Las Pléyades o Siete Hermanas, en la constelación
del Toro, y que aún conservan la neblina de los restos de materia de la que se
formaron. Las estrellas que ya son abuelas, están en los cúmulos apretados de
soles y son los más viejos de nuestra galaxia Vía Láctea. Un buen ejemplo, es
el cúmulo de estrellas más cercano a nosotros, situado en la constelación de
Hércules y que se formó hace 15.000 millones de años.
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Secuela de supernova en la Nebulosa
del Cangrejo con un pulsar en su interior |
Al final de su vida, la estrella agota todo su hidrógeno y esto supone el
principio de su fin. Expulsan toda su atmósfera y dejan al descubierto un
núcleo caliente que ilumina su envoltura, formándose una nebulosa planetaria de
gran variedad de formas y colores, como es el caso de las nebulosas del
Esquimal, del Anillo o del Ojo de Gato. Las estrellas moribundas, igualmente pueden
explotar como supernovas, siendo uno de los fenómenos más violentos del
Universo. Los astrónomos chinos pudieron ver, en 1054 la primera supernova, el
brillo de la cual era posible admirarlo en pleno día. Se trataba de la nebulosa del Cangrejo, visible aún hoy en
día con aparatos ópticos, y en el centro de la cual hay un pulsar que gira a
gran velocidad
Por cierto, la Mosca,
además de un insecto, es una constelación del hemisferio sur y no visible desde
España.
Tot
Astronomía
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