Imagen de amplio campo con los racimos de las Pléyades y Hiades en la constelación del Toro |
Según
la OMS la adolescencia es un periodo comprendido entre los 10 y 19 años, aunque algunos psicólogos consideran que la
adolescencia abarca hasta los 21 años e incluso algunos autores la han
extendido, en algunos estudios recientes, a los 29 años. Los hijos son como los
frutos, si los arrancas antes de tiempo se vuelven ácidos, y si los dejas
demasiado tiempo, puede ser demasiado tarde. Esto es lo que pasa cuando
nuestros hijos están hasta estas adolescencias tardías en la casa paterna. Una
de las señales más claras de que el nido está lleno es cuando tanto los padres
como los hijos comienzan a sentirse incómodos, el espacio les queda pequeño a
todos y la convivencia se vuelve difícil.
Racimo estelar abierto con forma de V de las Hiades |
Esto no
pasa con los racimos estelares abiertos, y os explicaremos el porqué, aunque
primero vamos a comentar que entendemos por racimos abiertos de estrellas.
Estos
racimos son asociaciones estelares en las que sus componentes están ligadas por
la gravedad, han tenido un comienzo común y cuya población y distribución permite
ver a través de los mismos otros objetos situados detrás.
Racimo abierto de Ptolomeo en El Escorpión |
Existen
grupos de estrellas que se observan principalmente en el interior del plano de
la Vía Láctea con más estrellas de las que aparecen en los alrededores, pero
que no están unidas por la fuerza de gravedad mutua. Sus componentes son
independientes y cada uno de ellos sigue un viaje particular por la Galaxia con
velocidades y direcciones diferentes. El efecto de perspectiva nos hace ver
estrellas que virtualmente se encuentran a distancias muy variables. No son
estos, los racimos abiertos propiamente dichos y se les suele considerar
asterismos.
M41 en Canis Major, a 4º al sur de Sirio |
Esencialmente,
los racimos abiertos se encuentran en el disco de las galaxias por lo que la
gran mayoría de ellos, salvo los más cercanos, se ubican en la Vía láctea o sus
inmediaciones. Están presentes en el cielo por millares, siendo los más
destacables “Las 7 Hermanas” o Pléyades y las Hiades, ambos en la constelación
del Toro, aunque los dos se hallan a distancias muy distintas a nosotros, lo
que da una agradable sensación de profundidad en un Universo aparentemente
plano.
El Joyero, un racimo con gran colorido en la Cruz del Sur |
Con el
paso de los años las fuerzas gravitatorias de otras estrellas cercanas o la
fuerza de marea de la propia Galaxia, acaban dispersando a todos los
componentes del grupo hasta que ya no queda rastro del mismo. Esto le ha pasado
a nuestro Sol, el cual aparentemente se formó en una nebulosa que dio origen a
muchas estrellas que poco a poco se han ido separando. Nuestra estrella madre
se encuentra en la cola de un extenso y disperso grupo cuyas estrellas apenas
vemos a simple vista, pero que hoy sabemos que llevan un movimiento propio
parecido al Sol.
Estos
hermanos estelares nacidos de la misma nebulosa y que abandonan su casa paterna
al hacerse jóvenes, llamados racimos abiertos, son quizás los objetos del cielo
profundo más agradecidos de ver debido a su infinita variedad en distribución
estelar y los múltiples detalles que contienen.
Los
padres de estos racimos estelares, sin duda no tienen el síndrome del nido
lleno, ya que sus hijos en plena adolescencia quieren hacer su vida y se
separan de sus progenitores. Sus padres les educaron para ser seres
autónomos, no dependientes.
Tot Astronomia
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