Bólido de esta Nochebuena |
Las personas estamos conscientes de
nuestras creencias y comportamientos conscientes, pero no de las creencias y
los comportamientos subconscientes. La mayoría de nosotros ni siquiera reconoce
que nuestra mente subconsciente entra en el juego, cuando lo cierto es que la
mente subconsciente es un millón de veces más potente que la mente consciente y
que operamos del 95 a 99 por ciento de nuestras vidas desde programas
subconscientes.
Es por eso que la aparición de
cometas, o piedras celestes entrando en nuestra atmósfera ha sorprendido al
hombre, debido a la espectacularidad de sus brillantes cabelleras, largas colas
extendidas o trazos fugaces muy vistosos, visibles durante días o semanas en el
caso de astros con cola. En la antigüedad provocaban temor, dada la creencia de
que los fenómenos celestes predecían el futuro, siendo asociados al anuncio de
calamidades y malos presagios. Creían que se trataba de un fenómeno atmosférico
que se originaban en la capa alta del “aire”, que se suponía se extendía hasta
la Luna.
Aunque parezca extravagante pensar eso en plena época científica y tecnológica,
aún existen personas que no solamente creen en los malos presagios sino que
incluso los fomentan, al ver objetos móviles en el cielo.
Esta pasada Nochebuena a las nueve de la noche entro en nuestros cielos
nocturnos una auténtica bola de fuego, un bólido de cien kilos de peso
procedente del principal cinturón de asteroides que entró en la atmósfera
terrestre a la altura de la localidad argelina de Tiaret y que después de completar
una trayectoria de 1.200 kilómetros, en la que sobrevoló España y parte de
Portugal, se perdió sobre el Océano Atlántico, a unos 100 kilómetros frente a
la costa de Galicia. La roca, de apenas
un metro de diámetro, entró en la atmósfera a una velocidad de 80.000 km por
hora. El ángulo de entrada fue muy bajo, no llegó a los 4 grados respecto a la
horizontal.
Trayectoria del bólido rozante sobre la Península Ibérica. J.M. Mediedo |
Este fenómeno es bastante
excepcional. Lo normal es que entrara en la atmósfera en un ángulo más
vertical, más grande, y se desintegrara completamente, pero no lo hizo. Es más,
durante su recorrido rebotó hasta en dos ocasiones en la atmósfera, lo que
provocó distintas oscilaciones en su altura. El suceso es infrecuente, y este
tipo de objetos reciben el nombre de bólidos rozantes, aquellos que son capaces
de reintegrarse a su órbita después de haber pasado por el escudo protector del
planeta, para después abandonarla y continuar su camino alrededor del Sol.
Esta roca cósmica podría volver a cruzarse con la órbita de la Tierra ya
que sigue en el espacio, pero como se ha
quemado en la atmósfera, tiene la costra de fusión de un meteorito. Por tanto,
ya está avisado de lo que hace nuestro escudo protector atmosférico, por lo quizá
piense que en una próxima ocasión será mejor pasar de largo, muy por encima de
nuestra capa protectora y vital.
Pero seguro que habrá homínidos poco humanizados en nuestro país que aún
pensarán que la coincidencia de ver este astro rozante en el cielo nocturno,
vinculado con la Estrella de Belén y el primer discurso navideño del Jefe del Estado,
puede ser un buen o mal augurio para 2015. ¿Pero, por que costará tanto desterrar
las supersticiones? ¿Quizá por nuestro pensamiento subconsciente?
Tot Astronomia
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